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Ruido. Roído. Oído. Ido.
Estoy tan acostumbrada a escuchar cada cosa minuciosamente. Destilar el sonido en este ambiente y en ese otro, también en aquél. Escucho vertebrados e invertebrados, motores de autos, computadoras y refrigeradores; movimiento de hojas, cartones, madera, metal, tela y plástico. Escucho "un ángel dentro de mí que no duerme nunca, no soy yo" por mis altavoces y cada elemento que conforma la pieza. Escucho sonidos que no deberían estar ahí y no me sorprenden... Sí. Esos sonidos característicos de mi casa que asustan a mis amigos. Escucho esas sombras que hace un rato aparecieron y desaparecieron y asustan a mis amigos. Me acordé de su existencia o su miserable intento de existir. Pero yo los escucho. Entre el sonido del movimiento de impulsos neuronales y corazonadas, Estamos todos en mi mente, como una gran orquesta de música abstracta en proceso concreto.
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